martes, noviembre 28, 2006

más voy a río de janeiro, más me gusta.
(no sé bien en cuánto influye el hecho de no tener que pagar boleto, ni hotel, ni nada, pero qué importa, no?)

lunes, noviembre 20, 2006

suspensivamente

digo: probemos. con ansiedad de mordida, de tiempo transcurrido sin haber (luego un sorbo, demorado, a modo de nueva interrupción para no).
decía uno desde su inacabada historia: Dios mío, qué voy a hacer cuando se me termine el whisky
(todo por dentro muriendo de querer saltar el cerco,
y el cerco tan altísimo;
de querer volar al cielo,
y el cielo tan lejano,
o mejor:
sus piernas como toneladas).
qué voy a hacer cuando.
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un hombre maravillosamente insiste, (en su mirar ya todo ha acontecido), insiste insiste insiste, firme, hasta que llega. ahí. logra. eso.
está en el hombre conquistar, y en la mujer volverse espacio que se llena.
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dije: te amo.
dije también: no creo en esas cosas.
soñé una vez con la literatura, con la miel de las palabras.
hoy: trabajo en algo inútil donde nada digo y se me paga. se me paga bien: unos posibles zapatos rojos, otros negros, un vestido nuevo, la tranquilidad de nunca-fin-de-mes-y-ahorcada, libros que no puedo leer por miles, las copas rebozantes de buen vino. cree usted señor que yo soy un promedio. no. pues págueme lo que merezco. y cobro. y nada digo (ya por cuánto tiempo más, por cuánto). je! la guita, es sabido, no molesta.
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en la cama: los ojos cargados de sueño, el cuerpo cargado de sueño, los brazos de dormir, dormidos
(no quiero)
el pelo revuelto
la espalda, las piernas, las rodillas, un ovillo
(soy tan espantosamente blanca)
del cansancio, el rastro por la cara entera, como un caracol
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frente al espejo: todavía no se ha ido, la baba del caracol, hinchado el espacio debajo de los ojos, las mejillas. las manos torpes, las uñas sin pintar.
(si alguien me viera, quién me quisiera)
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ante Dios o su idea: la aceptación de ser un cuerpo que termina y que termina pronto.

domingo, noviembre 19, 2006

quiero.
pero mejor no.

domingo, noviembre 12, 2006

...

sábado, noviembre 11, 2006

afortunadamente existen las medialunas con mosquitos, los muchachos de pantalones negros y enormes motas blancas, las heladeras vibradoras, los zapatos dorados taco aguja, los besos furtivos, los bombones marroc de plateados envoltorios, la vertical contra la pared cabeza abajo el-mundo-todo-como-es, los jazmines, los recuerdos bellos de quienes fueron a la muerte, los recuerdos bellos de quienes bailan en la vida, los tangos cansados bostezos, los arrolladitos de hoja de parra, las manos del hombre en la espalda de la mujer, las manos del hombre en otros tantos sitios, las mandarinas, las novelas que ayudan a olvidar, las que ayudan a pensar, las que ayudan a no pensar, los hijos chiquitienojados y furiosos, los caracoles y sus blandos cuernos dejando mil estelas sobre el césped, la madre disculpándose con los caracoles por haberlos usado para que los niños jueguen las carreras, las pisadas descalzas sobre el trébol, los abrazos, el café con leche, la cerveza fría, el llanto compartido, el llanto a solas, el frasco de perfume y el perfume, las palabras tontas, el silencio, el cuerpo contra el cuerpo, sobre, bajo, de costado, amor, el cielo de detrás de la ventana, el río, el cielo abierto desde la vereda, el mar en calma, el mar embravecido, los dedos en la boca, el mordisqueo, la distancia infinitesimal y las estrellas, el cuadro que siempre vi-en-un-libro- de-repente-inesperado-ante-mis-ojos, el mundo fuera mientras yo aquí adentro sin palabras toda disfrazada de disgustos, el mundo dentro mío gigantesco, la persona que se atreve, la que duda, el agua en la crepsidra, en el reloj la arena, el tiempo que se niega, el pasado hecho girones, los buñuelos fritos de banana allá en la infancia, el piano desafinadísimo en la noche, un par de castañuelas negras, los jacarandaes florecidos

el mundo fuera mientras yo
aquí dentro
y dentro mío el mundo
que no es nada

lunes, noviembre 06, 2006

let it come down

sáqueme un bocado, hombre, de la cinturita, no de avispa, de madre con chicos y ombligo desfondado, de madre, sí, redonda, redondita de la panza y la cadera. (¿es desfondado?). cuánto. (¿es de avispa?). cuánto. pero sabe usted que no todo lo que parece... no me debe nada, no me de las gracias, vuelva siempre.
entonces, yo ya estuve en ese lugar ¿sabés?.
(lo dije)
(se lo dije)
yo ya estuve, hubo el dolor agudo, el apuro, esas otras cuestiones indecibles.
tiempo atrás un libro allá en el sur (o eso que nombramos sur de puro ignorantes) un libro allá a escondidas mientras mi hermana:
-me aburro
(quisiera poder escribir como, este es un barato e implícito homenaje, eso que anoche te expliqué: el plagio o el intento, si los grandes lo hacen, ¿por qué no una pequeña idiota como yo?)
y mi hermana, perdida en algún oscuro cuento de poe que le encajé-tomá-leé, con once o doce años pidiéndome que la sacara de ese encierro de biblioteca y polvos. el lago fuera, la montaña fuera, la naturaleza enorme.
-me aburro, quiero irme
sáqueme un bocado hombre, de la cinturita.
la naturaleza. el libro que no acaba nunca: el que no puedo escribir. (life's but a walking shadow, y hoy que de lejos me mirás mamá que tan mujer que soy que vos sabés, me hiciste y hoy no más estás ya no)
sáqueme un bocado hombre. un libro allá en el sur, the milk of human kindness a escondidas.
(sí, existe)
-me aburro
le ruego,
(te ruego)
le imploro
(te imploro)
que me deje
(que me dejes)
out! out! brief candle
-quiero irme
el agua impasible allá afuera, la lluvia de hoy por la tarde, el agua helada del fondo del lago, mis manos heladas, el agua ya no helada, espesa , tibia de mi cuerpo y
sáqueme un bocado hombre
usted sí que tiene cinturita, vamos ¿cuánto mide? no se crea, mire que la vista engaña ¿le parece? me parece, las caderas y las manos en su arañandar mi espalda quieta y al acecho
un libro
yo ya estuve ahí