martes, noviembre 29, 2005

el tango, las mujeres, la pampa húmeda, etc

al tango lo bailan todos
los que lo quieran bailar
el ingeniero, la loca
el marinero en el mar

se luce el firuletero
meta y ponga haciendo adornos
el patadura se atreve
sin importarle el bochorno

las minas lindas lo bailan
las gorditas y las flacas
y en el medio de la pampa
hasta lo bailan las vacas

no le hace asco el cajetilla
ni el pelandrún más piojoso
al tango lo bailan todos:
el valiente y el miedoso

la mujer que está caliente
como la pava en el fuego
lo baila la gallinita
¡en empollando los güevos!

también lo gastan los giles
o las chirusas fuleras
aunque muchos aseveren
que el tango no es pa’ cualquiera

por suerte es cosa de todos
del buenudo y del galante
de la piba, de la abuela
del ladrón y el vigilante

como he dicho unas verdades
(que algunos creerán verduras)
me voy a bailar un tango
pa’ que ya no queden dudas
que las mujeres podemos
concebir lo que nos pinta:
ser madres, amigas, putas
y en la milonga hacer fintas.

viernes, noviembre 25, 2005

se viene fin de año y...

en la empresa ingresó una chica nueva de ojos iguales a dos turquesas refulgientes y unas facciones gaélicas que se le caen las pecas de la cara de irlandesa. falta que saque un violín de la cartera y se ponga a dar saltitos a la manera celta por entre los escritorios, cosa que no va a hacer porque a pesar de verse tan áirish trasluce algo así como una especie de formalidad inglesa que por ahora no logro determinar si es constitutiva de su personalidad o si no se trata más que de una mera timidez de principiante.

cumplí las funciones de anfitriona y le presenté a todos los muchachos que expresaron las típicas ridiculeces de hombre confrontado con mujer desconocida. en un trance mirtalegrandesco dije a uno por uno "hete aquí a mery, nuestra nueva compañera". ella sonrió somera de acuerdo con la formalidad del caso.

me da vergüenza confesar que algo de cuiqui me causaba en un principio su prensencia profesional, un leve estremecimiento en el estómago "ahora se me viene la noche, ésta seguro que quiere acaparar todo y en cualquier momentito me deja en evidencia" así que arremetí meta laburar al más alto nivel con complejísimas planillas de excel que sacan poco menos que chispas y luces multicolores. asisto a las reuniones seria, explico los detalles y esplendorosamente digo a cada nuevo pedido del jefe --y lo mejor: los cumplo con prontitud de gacela--. hasta envié un CV a un aviso del diario donde se requerían economistas y/o/u ingenieros industriales para trabajar en importante multinacional, no omitir remuneración pretendida. tan enorme era mi sensación de desamparo que accedí a escribir a un pavoroso pedido de gente que me equiparaba con... ¡¡¡un ingeniero industrial!!!

no obstante, pasados cuatro días ya se adivina que la chica nueva es buena y siempre que quiere fumar un cigarrito me pide que la acompañe a la cocina: le pone incómoda estar sola y que entre alguien y no encontrar nada para decir. de manera que no sé cuánto puede durar mi ataque de profesionalismo empresario que ya comienza a preocuparme porque me compenetra con los números y me empuja fuera de las tibias aguas de la literatura y las artes. (aguas en las que quisiera flotar siempre a la deriva igual que en el líquido de la panza de mi mamá, que en paz descanse, aunque en rigor de verdad nunca me haya sumergido en ellas más que hasta la altura del pupo, por ponerlo de manera gráfica. en las aguas de las artes, digo).

martes, noviembre 15, 2005

Crónicas de la Milonga III

de todo un poco

nada más que para escribir un poco y que no se oxiden las falanginas podría referir alguna cuestión de la milonga como por ejemplo que llegué a la meseta del mal bailar, muchos progresos anteriores efímeros como chispazo de fósforo y otra vez vuelta a la etapa "más pesada que empujar pianos escaleras arriba". se supera, se supera, me bate el calvo y petiso maestro de bigotes iguales a un manubrio de triciclo. me llama simpáticamente "porotita" y en alta voz corrige mis errores cuando me ve de reojo --y cuando no se ocupa en atender a alguna norteamericana pasada por lavandina, de madera ella pero con mucho dólar disponible--; me dice: "porotita el brazo" "porotita cuidado con la cadera que esto no es salsa" "porotita no te pongás tensa" "porotita no te apurés, aprendé a esperar” y cosas así.

después está el italiano antonio que ostenta quichicientos años y grandes cualidades danzantes además de un par de tiradores de seda que le sostienen sus azules vaqueros tipo barrica. con antonio nos entendemos lo que se dice bien. le gusta la cosa milonguera, bailar juntitos y con mucho contratiempo. no sé qué oscuras razones le impiden hablar español: no dice ni una palabra y cuando la música se silencia hay que recurrir a las señas. pero... para qué lo quiero hablando ¿no?.

del aprovechador de principiantes prefiero no comentar demasiado: se presta al chiste fácil y barato al que tan afecta soy y que tanto me cansa y hace pensar que nunca me acercaré más a la buena literatura de lo que pueda hacerlo a través de la escritura de otros. bah, que al aprovechador todas las chicas (¿puedo decir que soy una chica?) le vamos dando progresivamente el olivo, fundamentada la decisión en la impertiva manera de abrazar del hombre "acá las órdenes las doy yo" y, en mi caso particular, en lo que un día me señaló con intención aviesa, entrecerrados los ojillos húmedos: "vos tenés una energía de puta madre". sí, lo dijo así como yo lo escribí: arrastrada la palabra puta como la más puta de las arrastradas. quétecrés boludo, pensé y nunca más le acepté una invitación.

martes, noviembre 08, 2005

las cuarenta

el día que deje de protestar cada vez que un laburo me parece una reverenda pelotudez, cosa que sucede con el 99.99% de los laburos que se hacen donde yo tengo mi culo cómodamente apoyado: una silla calesita de color bordó y una cuenta corriente en la que mes a mes se acredita un puñado nada despreciable de alegres billetes. el día que abandone toda manifestación explícita de que si algo está mal hecho está mal hecho. el día que ya no me rebele en secreto mediante alguna que otra tanda de tango bailada durante un horario de almuerzo sospechosamente extendido. el día que decida ya no usar la red para bajar literatura, leer literatura, husmear blogs, dejar comentarios por doquier, intentar escribir un post, un cuento, un poema o la mierda que me venga en gana (aunque a decir verdad no escribo mucho, ni poco, ni nada, no nos engañemos, que de mediocres protestones y alharacas está lleno el mundo). el día que con voz de no tan joven profesional comprometida con su tarea vaya y le diga a mi jefe: jefe, quiero saber qué es lo que la empresa espera de mí. el día que no desee espetarle: por qué no te dejás de romperme las pelotas (lo hice una vez, cuando era el jefe de otros y no mío, en su misma cara y la mandíbula inferior le llegó al piso en velocísima carrera). ese día yo ya no seré yo.

ya sé. uno elije y si esto es inmadurez soy terriblemente inmadura. cabe que se trate de simple y llana cobardía. inconsistencia, contradicción, ladrón que roba a ladrón (el relativismo moral siempre al alcance de la mano), etc. pero la realidad de la milanesa es que la vida empresarial es un gran chupadero de pijas en condiciones adversas.

que conste en actas.