miércoles, abril 16, 2008

¿y ahora?

mirar videos de tango no es lo mismo que bailar el tango.

querer escribir no es lo mismo que escribir.

por no dejar que me ganen las ganas esas de llorar que igual terminan ganándome y llorándose. me digo: mañana es diferente de hoy y hoy lo es de ayer como el río en el que nunca nos hemos de bañar dos veces (porque en realidad no lo hacemos en el río, sino en una bañera blanca y desolada y fría).

sigue la iseguridad en mí a todas partes y en todo momento: cuando decido ser coqueta y elegante veo centenares de mujeres en similar búsqueda, detalles de lo femenino en una forma de llevar el bolso, las botas altas, una cabellera rubia. yo soy baja y hoy no uso tacos y me siento infinitamente cerca del suelo. me miro de reojo en las vidrieras y me asusto de la palidez de esa cara que es mía, de los ojos tan cansados, las manos huesudas.

todo, claro, es una tontería.

en la oficina o'higgins, por ejemplo, ejerce sin temor su profesión de hijo de una madre golpeadora y no diría puta porque puta me evoca una reververancia sexual que este pobre hombre no ha de conocer (digo, conocer como Dios manda) y que en su defecto le propicia una inagotable variedad de reacciones contra sus desafortunadas subordinad@s: es decir, gritar a una pequeña y prolija secretaria, maltratar a la tontita con aspiraciones, poner palitos y palitos en la rueda de la voluntad ajena. lamentable es que en la vida, contra pedorros miserables como o'higgins no existen demasiados paliativos. sin embargo reza la sabiduría popular que aquello que no te mata ha de fortalecerte: que o'higgins reviente solo en sus intentos de bajar a l@s muñequit@s.

ah, a veces, algún ángel de la guarda nos avisa llamándonos aparte. nos advierte. como para eludir la próxima estocada.