domingo, julio 10, 2016

julieta

la película de almodóvar es perfecta.

es dramática sin la ampulosidad de otras historias. hay muertes pero no hay asesinatos, hay dolor pero el dolor es mucho más intenso y más profundo que el de las enfermedades porque no tiene cura ni tratamiento posibles. no hay escenas exageradas. hay agua, mar azul, distancias verdes y los colores mágicos de las películas de almodóvar. y el eterno, espectacular, desconcertante rostro de rossy de palma.

lo mejor de la historia es que la mitad de las cosas queda sin decir. como en la vida.

y por eso uno permanece con el corazón en la boca firme hasta el final. uno se queda atrapado en la espera, sin saber ni entender, sólo imaginando y tejiendo teorías inventadas para poder seguir con la farsa de la vida, como julieta, la protagonista, o como j, la espectadora o quienes sea que están ahí atrapados, con la esperanza de que alguien nos explique qué pasó, por qué, cómo fue que sucedió el espanto de esa desaparición intempestiva.

tu ausencia llena mi vida por completo y la destruye

sufrimos y añoramos con julieta y queremos, como ella, comprender.

pero esa explicación no va a llegar nunca. o por lo menos no va a llegar completa. como en la vida. y cuando hay un atisbo, un comienzo de entendimiento, ya no interesa, interesan otras cosas porque a esta altura es tanta la cantidad de dolor y sufrimiento acumulada en el cuerpo y en el alma que no nos importa y sólo queremos la reparación de un abrazo.


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