martes, mayo 31, 2005

Hoy por ser el último día de mayo y por que este lugar no se convierta en un baldío terreno, o virtual despojo literario, hacemos un esfuerzo sobrenatural por no dejar que se enfríe la sopa hasta el punto en que la grasa se aglutina o gelatiniza y los fideos se vuelven una baba informe que nadie comería y ni siquiera arrojaría al tacho de basura para no ocasionar desparramos, más bien los tiraría por el inodoro, fideos, sopa, grasa y plato también. Se enfrió nomás, carajo.

Y de literatura, nada. Cuando se queman los enchufes, el lavarropas comete el crimen de quedarse detenido en el programa anterior al enjuague y al abrir la puerta inocentemente un pequeño tsunami doméstico nos abruma, el calefón explota cada vez que usamos el agua caliente, el niño ata a su madre a un sillón para que no se escape, para que nunca más vaya a trabajar, para que ni se le ocurra pegarse a la computadora (cosa que ya hace tiempo que no sucede), el coeficiente que debía adoptar un valor de 28 arroja sólo 5 punto algo porque escribimos mal la formulita, cuando todo lo anterior y más acontece: de literatura, nada.