martes, marzo 29, 2005

del Blog de Pedro Weinberg

La caza de la palabra
Apuntes de un editor independiente.
Blog de Pedro Weinberg.


Ah, casi no he tenido oportunidad de postear (anglicismo estúpido si los hay) últimamente. No obstante, como no quiero que este blog se pierda en la nada dejaré aquí una señal de mi paso.

En fin, que sigo tan ocupado con las obras completas de JA que ni tiempo de comjer tengo. De tanto analizar manuscritos, papeles, notitas, cuadernos me siento como el más laborioso de los exegetas shakespearenos. Es más, ahora con esta cuestión del peritaje judicial que se me ha confiado no puedo dejar de preguntarme: a qué tanto aspaviento con las copias y los apócrifos si en definitiva, pongamos por caso, en Macbeth las escenas de las brujas fueron tomadas --y no de una manera Pierre Menardesca, si se me permite la expresión-- de la obra de “The Witch” de Thomas Middleton.

Hablando de robos, JA no era ningún estúpido. Leo en sus notas:

Tengo noticia de los otros diccionarios y enciclopedias famosos

Mis ambiciones siempre se agotaron ante el primer cansancio. Todo lo hice por necesidad, traducir, escribir, copiar. Persistir en la escritura, es eso lo que
quise en un principio, es eso lo que quiero ahora. No existe para mí la página en blanco ni su vacío. Sé de la Encyclopedie Francaise, de lo que significó en términos de la vida de Denis Diderot, quien se entregó a ella pese a que su deseo le indicaba otro camino. Sé de Tlön, Uqbar y Orbis Tertius. De la hazaña que esa invención implicó para los sabios que una vez la emprendieron, sé de lo inútil de su trabajo. Sé de los tres pseudo-hombres encerrados; conozco la deshumanización que les acaeció cuando se hallaban sin más contacto con el exterior que las voces de una vieja y gastada enciclopedia.

Pero ninguno de esos libros se asemeja a lo que yo estoy dispuesto a perpetrar, porque en todos esos casos se creyó en la complejidad del universo, en todos esos casos se partió del error --monstruoso y falsamente inquietante-- de la conformación laberíntica, inescrutable del mundo...

...es simple y como tal, reproducible. Y eso es lo que me propongo.

Nada voy a crear, no es mi norte ofrecer explicación alguna. Escribir, nada más, tan minuciosamente como me sea posible, cada cosa en sí misma y cada cosa en cada quien (sic). Tampoco habrá enumeraciones, porque ello implicaría establecer un orden, acordar un criterio que sería tan arbitrario como la realidad misma. Arbitrario, lo sabemos, no es sinónimo de complejo. Yo, por mi parte, transcribo. Así, por ejemplo:

herrero: aquél que en su casa corta (la carne, la lechuga, el papel, etc) con cuchillo de palo.


Es decir: se empeña en aclarar que su diccionario no tiene nada que ver con los otros, lo cual suena por lo menos estúpido. ¿Quién no robó o copió algo en este mundo? El hombre no es nada sin el hombre. Qué interesa quién escribió qué (mientas no sea muy malo) Por supuesto que aun cuando JA mencione esos casos como queriendo justificar su aparente falta de originalidad... bueno, yo creo que de algún modo él intuyó que su propósito adolecía de la misma absurdidad que el de sus predecesores. Supongo que debe haber entendido que no importa qué tanto el autor se empeñe en delimitar el alcance de su obra, qué tan claros se muestren los postulados de los que parte, en fin, La Obra, llegada una cierta instancia, comienza a cobrar vida propia, adquiere magnitudes insospechadas por quien la acomete en un principio como un acto de fe y se vuelve inmanejable.

Al parecer la fe de Jacinto Arrizabalaga, comenzó a quebrantarse tan pronto se avivó de la imposibilidad de su tarea. Pertinaz, el hombre, nunca jamás lo admitió. Eso es, tal vez, lo que más me conmueve.

Chau, me voy a almorzar. Mañana posteo un poco más de los diarios.

1 Comments:

Blogger xenia said...

???????????????????????????

3:14 a.m.  

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