martes, mayo 16, 2006

en todas partes se cuecen habas

una señora cincuentona y pico--una señora de aspecto bonachón estilo profesora de castellano de esas a las que todos los alumnos sin excepción les tiran tizas pero que a la postre es querida porque nunca pone amonestaciones-- me dice mientras practica ochos de frente a la barra, a propósito de compañeros de baile:

"el otro día me retaron. una mujer me llamó aparte y me dijo que anduviese con cuidado, que si me creía que porque era más joven tenía derecho a bailar todo el tiempo con un solo hombre. "


¿?

ante mi asombro y sin abandonar el tono confesional prosigue:

"claro, me echó en cara que bailé diez tangos con el mismo compañero y después me explicó que aquí sólo se bailan cuatro por vez y que luego hay que liberarlo, que cómo me atrevo a venir a buscar hombres tan descaradamente."

en la vida pensaría que mi señora interlocutora es una buscahombres, da más un perfil de abuela regordeta y chistosa que de mata hari de la porteñidad.

"pero quién fue la que te dijo semejante pavada?"

"esa". y cabeceó señalando a la culpable.

la culpable, por supuesto, debió de conocer mejores años aunque hoy día se ve como la candidata perfecta para novia de tutankamón (sin la piadosa mano del taxidermista de por medio). de ahí su encono con la pobre señora que, para colmo de males, se había quedado preocupada y compungida ante la afrenta.

"yo solo vengo a pasarla bien" agregó a modo de disculpas.

"hay cada una" le dije "vos no le hagas caso".