lunes, mayo 20, 2013

il segreto per esser felici

llega el día y hay ajetreo. cuestiones del estilo qué me pongo o no me sé el universo de memoria aparecen como muy en boga. mi compañero de fórmula llega puntual y con él (luego de un frugal desayuno) nos embarcamos en una limusina color blanca, tenues luces son su decorado y tapizado animal print, rumbo a nuestro destino.

allí nos encontramos con que no somos los únicos que sufren estos trances y, junto con otras personas de variada especie, nos dejan esperando al sol en la puerta del canal de las pelotas. nos da calor, por supuesto, y dado que tenemos puesto el abrigo, el sweater, el pañuelo de seda, etc, comenzamos (comienzo) a sudar copiosamente. más tarde las chicas de vestuario prometen resolverlo (cosa que luego comprobaremos, no fue así).

los operativos de seguridad resultan bastante severos. hay que firmar varias veces en varios lugares, mostrar identificación, sonreír, acreditar identidad, etc. es mucho dinero --dicen-- que, según supimos luego, no estaba todavía en el lugar a nuestro arribo. hubo que esperar pero se nos entretuvo en la peluquería y con los muchachos de make up. a mí me tocó con Tonny. un divino Tonny. me pintó y me dejó como los Girasoles de Van Gogh, con esos remolinos de óleo espeso y  trazos violentos inconfundibles. para tranquilizarme me dijo: te parece mucho pero en cámara no es nada. mientras Tonny trabaja  veo que a mi izquierda hay un aparatito de TV donde se leen carteles que rezan: HOY MURIÓ VIDELA. Dios mío, pienso, ¿significará algo?. una de las chicas de maquillaje trajo una bandeja de masas secas para... ¿festejar?, comenta Tonny al tiempo que me pasa un pincel de brocha gorda por la nariz..

me quedo pensando en el libro de montoneros que traje en la cartera, en qué justo este día seguro no me olvido más.  igual a videla nadie le da bola y el grupo de maquilladoras (excepto Tonny) se trenza en una discusión acerca de quién se robó unos polvos dorados de no sé qué programa de TV.

continuará.