sábado, julio 21, 2012

Nuestra Señora de París

..."Tenemos que repetirlo una vez más: estas construcciones híbridas no son menos interesantes para el artista, para el anticuario, para el historiador. Dejan ver hasta qué punto la arquitectura es algo primitivo, con lo cual demustrean algo que también demuestran los vestigios ciclópeos, las pirámides de Egipto, las gicantescas pagodas hindúes, a saber, que los más grandes porductos de la aruqitectura son menos obras individuales que obras sociales; son más el parto de los pueblos trabajando que la vena de los hombres de genio; son el poso que deja una nación, el amontonamiento que producen los siglos, el residuo de las sucesivas evaporaciones de la socidedad humana, en una palabra, de las especies en formación. Cada oleada del tiempo asienta su aluvión, cada raza deposita su estrato en el monumento, cada individuo aporta su piedra. Así hacen los castores, así las abejas, así los hombres. El gran símbolo de la arquitectura, Babel, es una colmena"...

Estas son las novelas que Victor Hugo escribía para las "damas" en el siglo XIX.

Afortunadamente siempre hay por ahí algún clásico para sorprendernos.