sábado, septiembre 30, 2006

entonces era la noche (esta noche) y me fui a la peluquería a emprolijar un poco las crenchas que desde hacía meses miles a su suerte andaban.

estoy sola en un sábado. es extraño: la casa vacía de personas y colmada de sus señas. ahí anda tirada la valija, bah, un bolso de morondanga, para armar: vestido, zapatillas, short. me esperan las arenas de ipanema un rato y otro rato la reunión pedorra con gerentes y muchos pinches como yo que aprovechamos vuelos gratarola para boludear domingos por la tarde en río de janeiro.

me agarra, de pronto, una ansiedad de cataclismo, de intranquilidad, de me perfumo un poco que después me olvido. será el duelo? serán pasadas culpas que nunca se deciden a aquietarse? será el frágil, fragilísimo hilo de la vida? --y qué manera de escribir pelotudeces, eh, que se nota que no tenemos un joraca que hacer--.

es curioso ser, tener la cara con sonrisa o llanto y nunca verla, caminar y dar la espalda, el viento sobre el rostro, el agua que gotea desde el pelo y baja por la espalda, las falanges tiki tiki tiki en el teclado, un cigarrillo a escondidas, una flor, los hijos, el ombligo suelto, es curioso hablar y que la boca suelte las palabras, que alguien las escuche, que se pierdan, es curioso que mamá no sea y que no esté, y que todo se resuelva en un instante.