acabo de terminar un cálculo que no sirve para nada pero que me ha llevado tiempo y me siento como debía sentirse hoy una cucaracha a la que cruzé mientras rápidas caminábamos por la vereda, ella con cierto aire de estar escapándole a no sé qué desgracia, yo con el apuro habitual, ese de mediodía en el microcentro, es decir, me siento algo cansada y con la cabeza crujiente como ala de cucaracha finalmente pisada por transeúnte apremiado.
o algo así.
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