lunes, febrero 22, 2010

una disyuntiva

milonguera me retiene en casa el viernes fui capeando el temporal que ya no era, llegué hice una clase más o menos aburrida y luego aburríme mucho más durante la noche cuando esperaba --en vano-- que algún gracioso muchachito se atreviera a invitarme. nunca logro entender las causas de mis éxitos (escasísimos) ni de mis fracasos tangueros. soy siempre la misma más o menos con igual atuendo --ah, esos vestidos que sólo pueden usarse para ir a la milonga-- y unas veces bailo mucho y otras, las más, bailo muy poco.

ahora, por ejemplo, se me hace difícil elegir entre un libro que habla sobre el movimiento de los sacerdotes para el tercer mundo, un poco de blogs de aquí y de allí, o la noche, llena de misterios para unos, llena de planchazos para mí pero siempre encerrando potencial la magia del baile que me obsesiona tanto.