martes, noviembre 25, 2008

vení que te vacuno

el piso revolucionado ante presencia femenina de metro ochenta aprox. minifalda al borde de la nalga, trajecito de enfermera.

"señores están vacunados contra la rubeola?" pregunta con voz de gata, la melena rubia hecha un ovillo desordenado en la cabeza, ojitos claros, lo que se dice un bombón. todos como locos. uno hay que pregunta si es posible vacunarse dos veces, otros sonríen nerviosos, dan vueltas, se sientan, se levantan, no saben bien qué decir.

está quien manifiesta "a mí me da miedo". ella, mimosa, le explica que no duele con una de mohines y sonrisitas que hacen que él (el cagón) se sienta capaz de seguirla hasta la muerte.

el engaño se hace evidente cuando la horda de machos emocionados llega a la salita destinada a enfermería de campaña para recibir su inyección (¿de amor?) y aparece la gorda enorme con su guardapolvo color rosado y la aguja preparada para pincharlos.

en esa instancia ya es demasiado tarde para arrepentirse y, resignados, se dejan mientras suspiran por la yegua que se quedó afuera.

cosas de la vida corporativa.