viernes, noviembre 14, 2008

tres de cinco

salimos cerca de la medianoche a un restó de palermo que, si cambiáramos sustantivo por verbo, podríamos afirmar que no era gran cosa desde el punto de vista de lo que mi hermana menor llama "diversión" y casi desde ningún otro punto de vista.

de modo que, usando de las ventajas y de la impunidad que las diferencias generacionales , pasada la una de la mañana la pendeja dijo: vámonos a la mierda de este lugar del orto. las mayorcitas nos avinimos a seguirle los pasos, montamos un taxi y terminamos en un boliche bailable de la calle santa fé donde la música del día (o de la noche) era un combo infernal de canciones del puma rodriguez, erasure, y otras tonadas de nuestra temprana juventud --claro que de la temprana juventud de las de treinta y pico-- que hacían sacudirse a mocosos de edad promedio que no iba mucho más allá de los 25 años.

en fin, que, admitámoslo, fue como volver a ser unas adolescentes pasadas de rosca, medio histéricas y dele que te mover las caderas para todos lados y hacerse las tontas y risitas ante la consabida preguntita y vos cuántos años tenés.

nos acostamos a las cinco y media y el pronóstico para el día de hoy es "difícil recuperación".