sa majesté la pluie
la lluvia, claramente y como a todo el mundo, me tiene harta y bastante mojada. otro tanto los mosquitos y la indefinición térmica. bah, nada grave.
en otro orden de cosas, la biografía de la reina me subyuga el ánimo lector. pese a la antipatía natural que las monarquías suscitan, no sé, no sé, una princesa consorte y elegante, bella y adorada... ¿quién no le ha gastado un par de fantasías? ¿quién no se ha visto paseando en los jardines de un palacio? ¿quién no esperó con ansias a un galante caballero --caballero que, huelga decir, no llegó nunca, je je, quizás por problemas con la lluvia y el tránsito--? ¿quién no se imaginó toda de tules, cintas y volados?
la historia, más allá de los diamantes y los devotos admiradores de su alteza, es triste.
triste sin remedio.
1 Comments:
Ahora que tocas el punto, lo que me parece triste es nunca haber soñado ser princesa.
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