domingo, julio 29, 2012

spiderman

En un punto de la charla traigo a cuento una situación con araña y hormiga, explicando que hay una escena en la novela "Nuestra Señora de París" en la que uno de los personajes -- un cura -- se detiene a observar como una mosca queda atrapada en el encaje laboriosamente tejido por una araña negra con "antenas". Prendado de la imagen permanece quieto, observando, se trata de una fatalidad...

Hay un cuento de Dino Buzzatti en el que hay situación similar: un cura, en el campo, también se queda mirando una mosca debatiéndose en la tela de una araña. Algo sucede en el cuento pero no recuerdo qué. Era algo asociado a la situación de no escapatoria de la mosca, y, creo (o lo percibí), a la propia imposibilidad de huir de nuestro destino. 

Luego de sugerir que Buzzatti a lo mejor había copiado la escena de Victor Hugo, M, con buen tino me dice que probablemente sea casualidad y menciona otra obra literaria en la que aparecen las susodichas araña y mosca en parecida ocasión. Sólo que en este caso no había observador. M dice, el observador es ahora el lector. 

Después recordamos la Migala de Juan José arreola (aunque ahí no hay mosca) y nos proponemos buscar más anécdotas con insectos y arácnidos dentro de la litaratura. No sé si llegará nuestra búsqueda a algún puerto. Ni siquiera sé si comenzará. 

Anoto aquí para no olvidarlo.

Bah, lo anoto por anotarlo. 

sábado, julio 21, 2012

Nuestra Señora de París

..."Tenemos que repetirlo una vez más: estas construcciones híbridas no son menos interesantes para el artista, para el anticuario, para el historiador. Dejan ver hasta qué punto la arquitectura es algo primitivo, con lo cual demustrean algo que también demuestran los vestigios ciclópeos, las pirámides de Egipto, las gicantescas pagodas hindúes, a saber, que los más grandes porductos de la aruqitectura son menos obras individuales que obras sociales; son más el parto de los pueblos trabajando que la vena de los hombres de genio; son el poso que deja una nación, el amontonamiento que producen los siglos, el residuo de las sucesivas evaporaciones de la socidedad humana, en una palabra, de las especies en formación. Cada oleada del tiempo asienta su aluvión, cada raza deposita su estrato en el monumento, cada individuo aporta su piedra. Así hacen los castores, así las abejas, así los hombres. El gran símbolo de la arquitectura, Babel, es una colmena"...

Estas son las novelas que Victor Hugo escribía para las "damas" en el siglo XIX.

Afortunadamente siempre hay por ahí algún clásico para sorprendernos.